domingo, 19 de enero de 2014

Código fuente: el cine y la educación en valores


Desde muy joven me ha apasionado el cine. Me aficioné muy pronto al cine clásico de la mano de mi madre, y más tarde descubrí a Allen, Kubrik, Kurosawa… y una interminable lista de grandes películas y excepcionales directores.

Para mí, grosso modo, existen dos tipos de películas maravillosas: las historias sencillas contadas de manera extraordinaria (como Babel, de González Iñárritu, o Dogville, de Lars von Trier) y las historias extraordinarias contadas de manera sencilla (como Dublineses, de John Huston, o El espíritu de la colmena, de Víctor Erice). En cualquiera de ellas, la calidad es lo de menos. Muchas de estas películas maravillosas pueden darnos bastante juego como recurso didáctico a la hora de poner en práctica la educación en valores en el aula, ya sea en Educación para la Ciudadanía o como temas transversales en cualquier materia, o bien en actividades complementarias como un cine-fórum.

He querido escoger 5 ejemplos bastante representativos a mi modo de ver para la educación en valores. En todos los casos, la calidad no importa, sino el mensaje:



1. Dersu Uzala (Akira Kurosawa, 1975)

El amor a la Naturaleza (con mayúscula) podría ser el mensaje principal de este excepcional film de Kurosawa, pero no es el único. También está la Amistad (¡con mayúscula!). El amor a la Naturaleza, la Amistad como clave en nuestras relaciones sociales y el respeto a formas de vida tan opuestas como son el campo y la ciudad son imprescindibles en la educación en valores. La frase de Dersú, el cazador: “¡No disparéis, yo soy gente!”, engrandece y dignifica la condición humana.

El siguiente vídeo no es un tráiler (no he encontrado ninguno en español o con subtítulos), sino la escena donde se produce el encuentro entre Dersú y el Capitán, que pronto sellarán una hermosa amistad que perdurará incluso hasta después de la muerte.




2. El hombre elefante (David Lynch, 1980)

¿Dónde está realmente la belleza de las personas? Esta película es un manifiesto contra las desigualdades sociales y a favor de la dignidad humana y al derecho a vivir feliz en una sociedad hipócrita que en ocasiones observa con indiferencia o por encima del hombro (o simplemente con miedo) a todo lo que considera diferente a sí misma; y no sólo me refiero al aspecto exterior de las personas: también es extrapolable a la creencias religiosas, la orientación sexual…

Basada en la vida de Joseph Merrick (llamado John en el film), El Hombre Elefante es emotiva, impactante, bellísima, con un punto melodramático y rodada íntegramente en blanco y negro para transportarnos a las postrimerías del siglo XIX, época en que vivió Merrick.




3. Bagdad Café (Percy Adlon, 1987)

El choque de culturas totalmente opuestas pone de manifiesto en ocasiones la intolerancia a lo diferente en forma de xenofobia. A poco que abramos nuestras mentes descubriremos que todos somos iguales: necesitamos querer y ser queridos, comprender y ser comprendidos. A veces, ese miedo a lo diferente, a lo desconocido, no es más que el reflejo de un vacío interior, que será llenado con buen humor, magia y vida a borbotones justo cuando seamos receptivos y escuchemos qué nos aporta y quiere decir la gente, esa gente que (aparentemente) no es como nosotros.

El siguiente tráiler está en versión original en inglés, pero no hace falta entenderlo con las pistas que he dado arriba.





4. Réquiem por un sueño (Darren Aronofsky, 2000)

¿Cuántas veces hemos escuchado un diálogo parecido a éste?: “Oye, ¿sabes que tontear con las drogas es malo?” “¡Anda ya! Yo sé controlarme…”

Demoledora reflexión sobre la soledad, que algunos se empeñan en llenar peligrosamente con las más grandes y absurdas cantidades de NADA. Una película sobre los peligros de la droga, y también sobre los efectos de la televisión-basura en nuestras almas.

Ojo: es una película muy dura, pero paradójicamente bella y original en su puesta en escena.




5. Hairspray (Adam Shankman, 2007)

Ya lo decía más arriba Joseph Merrick: no juzgues un libro por su portada. El musical Hairspray, remake del film homónimo de John Waters de 1988, denuncia de manera divertida y desenfadada las desigualdades sociales derivadas del aspecto exterior de los personajes, ya sea por su obesidad o por su color de piel. Tracy es rechazada a formar parte de un elenco de bailarines por su corpulencia, no por sus aptitudes para el baile. Ambientada en Baltimore en los años 60 del siglo XX, la película plasma además los absurdos prejuicios racistas de aquella sociedad, que mantiene segregada a la gente de color.

Los protagonistas de este musical luchan contra la marginación social en busca de un mundo que les mire con otros ojos, los ojos de la tolerancia y el respeto. “Las guerras seguirán mientras el color de la piel siga siendo más importante que el color de los ojos”, sentenció Bob Marley.

Además, ¿hay algo más a favor de la tolerancia que un actor (John Travolta) interpretando a una mujer (la madre de Tracy)?




Otras películas interesantes:
Johnny cogió su fusil (Dalton Trumbo, 1971): horror de la guerra.
El espíritu de la colmena (Víctor Erice, 1973): encuentro  con la muerte, adultez.
La milla verde (Frank Darabont, 1999): derecho a la vida.
El pianista (Roman Polansky, 2002): horror de la guerra, derechos humanos.
Gran Torino (Clint Eastwood, 2008): tolerancia, xenofobia.


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