Desde muy joven me ha apasionado
el cine. Me aficioné muy pronto al cine clásico de la mano de mi madre, y más
tarde descubrí a Allen, Kubrik, Kurosawa… y una interminable lista de grandes
películas y excepcionales directores.
Para mí, grosso modo, existen dos
tipos de películas maravillosas: las historias sencillas contadas de manera
extraordinaria (como Babel, de
González Iñárritu, o Dogville, de Lars
von Trier) y las historias extraordinarias contadas de manera sencilla (como Dublineses, de John Huston, o El espíritu de la colmena, de Víctor
Erice). En cualquiera de ellas, la calidad es lo de menos. Muchas de estas
películas maravillosas pueden darnos bastante juego como recurso didáctico a la
hora de poner en práctica la educación en valores en el aula, ya sea en
Educación para la Ciudadanía o como temas transversales en cualquier materia, o
bien en actividades complementarias como un cine-fórum.
He querido escoger 5 ejemplos
bastante representativos a mi modo de ver para la educación en valores. En todos
los casos, la calidad no importa, sino el mensaje:
1. Dersu Uzala (Akira Kurosawa, 1975)
El amor a la Naturaleza (con
mayúscula) podría ser el mensaje principal de este excepcional film de
Kurosawa, pero no es el único. También está la Amistad (¡con mayúscula!). El
amor a la Naturaleza, la Amistad como clave en nuestras relaciones sociales y
el respeto a formas de vida tan opuestas como son el campo y la ciudad son imprescindibles
en la educación en valores. La frase de Dersú, el cazador: “¡No disparéis, yo
soy gente!”, engrandece y dignifica la condición humana.
El siguiente vídeo no es un
tráiler (no he encontrado ninguno en español o con subtítulos), sino la escena
donde se produce el encuentro entre Dersú y el Capitán, que pronto sellarán una
hermosa amistad que perdurará incluso hasta después de la muerte.
2. El hombre elefante (David Lynch, 1980)
¿Dónde está realmente la belleza
de las personas? Esta película es un manifiesto contra las desigualdades
sociales y a favor de la dignidad humana y al derecho a vivir feliz en una
sociedad hipócrita que en ocasiones observa con indiferencia o por encima del
hombro (o simplemente con miedo) a todo lo que considera diferente a sí misma;
y no sólo me refiero al aspecto exterior de las personas: también es extrapolable
a la creencias religiosas, la orientación sexual…
Basada en la vida de Joseph
Merrick (llamado John en el film), El
Hombre Elefante es emotiva, impactante, bellísima, con un punto
melodramático y rodada íntegramente en blanco y negro para transportarnos a las postrimerías
del siglo XIX, época en que vivió Merrick.
3. Bagdad Café (Percy Adlon, 1987)
El choque de culturas totalmente
opuestas pone de manifiesto en ocasiones la intolerancia a lo diferente en
forma de xenofobia. A poco que abramos nuestras mentes descubriremos que todos
somos iguales: necesitamos querer y ser queridos, comprender y ser comprendidos.
A veces, ese miedo a lo diferente, a lo desconocido, no es más que el reflejo
de un vacío interior, que será llenado con buen humor, magia y vida a
borbotones justo cuando seamos receptivos y escuchemos qué nos aporta y
quiere decir la gente, esa gente que (aparentemente) no es como nosotros.
El siguiente tráiler está en versión original en inglés, pero no hace falta entenderlo con las pistas que he dado arriba.
El siguiente tráiler está en versión original en inglés, pero no hace falta entenderlo con las pistas que he dado arriba.
4. Réquiem por un sueño (Darren Aronofsky, 2000)
¿Cuántas veces hemos escuchado un
diálogo parecido a éste?: “Oye, ¿sabes que tontear con las drogas es malo?” “¡Anda
ya! Yo sé controlarme…”
Demoledora reflexión sobre la
soledad, que algunos se empeñan en llenar peligrosamente con las más grandes y
absurdas cantidades de NADA. Una película sobre los peligros de la droga, y
también sobre los efectos de la televisión-basura en nuestras almas.
Ojo: es una película muy dura,
pero paradójicamente bella y original en su puesta en escena.
5. Hairspray (Adam Shankman, 2007)
Ya lo decía más arriba Joseph
Merrick: no juzgues un libro por su portada. El musical Hairspray, remake del film homónimo de John Waters de 1988, denuncia de
manera divertida y desenfadada las desigualdades sociales derivadas del aspecto
exterior de los personajes, ya sea por su obesidad o por su color de piel. Tracy
es rechazada a formar parte de un elenco de bailarines por su corpulencia, no por
sus aptitudes para el baile. Ambientada en Baltimore en los años 60 del siglo
XX, la película plasma además los absurdos prejuicios racistas de aquella
sociedad, que mantiene segregada a la gente de color.
Los protagonistas de este musical
luchan contra la marginación social en busca de un mundo que les mire con otros
ojos, los ojos de la tolerancia y el respeto. “Las guerras seguirán mientras el
color de la piel siga siendo más importante que el color de los ojos”,
sentenció Bob Marley.
Además, ¿hay algo más a favor de
la tolerancia que un actor (John Travolta) interpretando a una mujer (la madre
de Tracy)?
Otras películas interesantes:
Johnny cogió su fusil (Dalton Trumbo, 1971): horror de la guerra.
El espíritu de la colmena (Víctor Erice, 1973): encuentro con la muerte, adultez.
La milla verde (Frank Darabont, 1999): derecho a la vida.
El espíritu de la colmena (Víctor Erice, 1973): encuentro con la muerte, adultez.
La milla verde (Frank Darabont, 1999): derecho a la vida.
El pianista (Roman Polansky, 2002): horror de la guerra, derechos
humanos.
Gran Torino (Clint Eastwood, 2008): tolerancia, xenofobia.
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